domingo, 27 de octubre de 2019

La milagrosa Virgen de Guadalupe









La Virgen de Guadalupe, patrona de México, las Américas y las Filipinas, es amada por millones de devotos de todo el mundo. No solo se le ama por los milagros que ha concedido a través de la historia, sino por lo que representa: la sincretización de las religiones europea e indígena en una imagen unificadora y forjadora de paz.

¿Quién es la Virgen de Guadalupe?
Parte del milagro de la imagen de la Virgen de Guadalupe es que cada persona puede ver algo diferente en ella.


Para unos es la Madre María, para otros es Tonantzin, la diosa azteca. Unos la ven morena, otros mestiza, otros rubia. Se le venera oficialmente en la iglesia Católica, y se le danza también en ritos indígenas. Aún aquellos que “no creen en nada”, aman a la Virgen de Guadalupe.



Virgen Santa María de Guadalupe
La Virgen de Guadalupe se le apareció cuatro veces a un indígena llamado Juan Diego en el Tepeyac, México, entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531. La virgen le dijo:



“Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?... sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive; del Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores.”
La Virgen le pidió a Juan Diego que fuera al palacio del obispo de México para decirle que le construyeran un templo en el lugar de la aparición, el Tepeyac. Como el obispo no le creyó a Juan Diego, la Virgen hizo que aparecieran milagrosamente rosas de Castilla en el cerro, para que Juan Diego las presentara al obispo.


Hizo también que su imagen se quedara permanentemente en la manta de Juan Diego.

Aunque es lógico asumir que a la Señora del Tepeyac se le llama Virgen de Guadalupe por haber sido transplantada de Extremadura, España, donde existe una estatua con este mismo nombre, no necesariamente es así. Se dice que el nombre de la Virgen mexicana surge de su aparición a Juan Bernardino, el tío de Juan Diego. Ella se identificó como la “siempre virgen Santa María de Guadalupe". Algunos estudiosos creen que ella no dijo “de Guadalupe” sino “te coatlaxopeuh” que significa “quien destruye a la serpiente de piedra” (el dios Quetzalcoatl).

Tonantzin
El poder unificador de la Virgen de Guadalupe se mostró inmediatamente después de su aparición. Solo 20 años después de que la Señora del Tepeyac se le apareciera a Juan Diego, unos 9 millones de indígenas ya se habían convertido al catolicismo. ¿Qué pudo haber propiciado esto?

Antes de la caída de la capital azteca de Tenochtitlán en 1521, el Tepeyac había sido el lugar de un antiguo templo dedicado a la diosa azteca Tonantzin. Este templo había sido destruido por los españoles.

La historia original de la Virgen de Guadalupe aparece en náhuatl en el Nican Mopohua , un documento escrito en esta lengua uto-azteca, y publicado en 1649 por Luis de la Vega.

Contado desde un punto de vista católico, se toma como prueba de la validez de la iglesia en México y del papel de la Virgen de Guadalupe como patrona de ese país.

Sin embargo, es posible que Juan Diego no fuera un simple campesino como cuenta la leyenda. Una investigación del Vaticano reveló que Juan Diego había sido un príncipe, hijo del rey Texcoco, quien ayudó a Hernán Cortés a derrotar a los aztecas. Su estatus social pudo haber sido la razón por la cual tantos indígenas accedieron a ser bautizados después de la aparición de la Virgen.

Los indígenas que se convirtieron al catolicismo continuaron acudiendo al templo de la Virgen de Guadalupe. También continuaron llamándola Tonantzin, como su antigua diosa.

Hoy en día, en la misa católica del 12 de diciembre en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, se le llama Guadalupe-Tonantzin a la Señora del Tepeyac.



Realidad factual y realidad espiritual
Se han hecho muchos estudios de la imagen de la Virgen de Guadalupe para intentar comprobar si realmente es de origen divino. Sin embargo, hay una verdad más importante que el origen de los pigmentos o si de verdad tiene retratada en la pupila la escena de su aparición en la tilma de Juan Diego.

La Virgen de Guadalupe, María la Madre de Dios, o Tonantzin, la diosa madre, une dos realidades para formar una más grande. Es la figura femenina que propicia que dos culturas se unan. Es la Madre que acoge a quien la busque en su propio corazón. La Virgen de Guadalupe es como un reflejo que devuelve el amor: nos regala el milagro de reconocer la propia humanidad en el rostro del hermano, sin importar su aspecto o herencia cultural.