San Longinos era un soldado en el ejército romano de Cesárea. El se pasó su vida ganándose su pensión peleando con sus soldados amigos a través de las tierras romanas y eventualmente terminó en Jerusalén ayudando en varias tareas con las que él era capaz (era casi ciego).
Una de las tareas cambiaría su vida. San Longinus se le dio la orden de ayudar en la crucifixión de Jesús. Ya que era un buen soldado romano se tomó su trabajo muy en serio y asegurándose que él obtuviera una promoción por hacer todo muy bien, apuñaló a Jesús en su lado cuando él estaba en la cruz.
En otras palabras, Longinus apuñaló a Dios. Se necesita de alguien muy degenerado para hacer algo así.
Agua y sangre fluyeron de la herida de la puñalada y un poco de esa cayo o sobre los ojos de Longinus. Su ceguera desapareció y el declaró: "en realidad éste era el hijo de Dios "(San Marcos 15 : 39). El inmediatamente abandonó el ejército, se convirtió y se volvió un monje.
No mucho después él fue arrestado por su fe, sus dientes fueron removidos y su lengua cortada. Sin embargo San Longinos continuó hablando claramente y logró destruir varios ídolos en la presencia del gobernador quien hizo que le cortaran la cabeza.
Sus reliquias están ahora en la Iglesia de San Agustín en Roma y la lanza que el uso para apuñalar a Jesús está contenida en uno de los cuatro pilares sobre el altar de la basílica de San Pedro en Roma.
Durante la Edad Media, y en tiempos posteriores, la lanza de Longino fue un objeto de profundo interés, se la relacionó con las leyendas del Santo Grial y se especuló con sus poderes ocultos; algunos la llamaron, por ello, La lanza del Destino